Hygge por aquí. Hygge por allá. Que si comida hygge. Que si moda hygge y hasta relaciones hygge. Y tú te sigues preguntando: pero, ¿qué es el hygge? ¿Alguien me lo puede explicar?
Pues bien, resulta que es una palabra danesa, y que esa palabra significa ‘bienestar’, y que cualquier persona que quiere ser hygge lo que busca es que su vida sea más feliz.
Y claro, ¿quién no quiere ser (aún) más feliz?
Así que vayamos al grano: con el hygge lo que se busca es ese bienestar a través de diferentes ámbitos. Crear una atmósfera en la que nos sintamos bien. Una comida puede ser hygge porque te recuerda a tus tardes de invierno o de verano: llámalo un trozo de tarta de chocolate casera, llámalo una ensalada hecha sólo con productos de temporada. Pero cuidado, porque el hygge también es darte el gustazo de volver a ver tu capítulo favorito de Juego de Tronos, o leerte esa revista que aún no has tenido tiempo de mirar. ¿Qué más? Pues tener relaciones sanas y llevarte aún mejor con los tuyos, imprimirte las fotos de ese viaje a Ibiza y colgarlas en los marquitos que aún no has estrenado. Todo lo que te ayude a hacer de tu casa más casa, es hygge, así que le puedes echar toda la imaginación (y buen gusto) que quieras.
Ahora bien: todo perfecto, pero… ¿cómo pinto y decoro mi casa para que sea hygge? Para empezar, la clave está en la pintura que elijas para tus paredes y techos. Nada de colores oscuros e intensos. Mejor lánzate a pinturas de colores grises o beige. Son un seguro y siempre ayudan a crear sensación de armonía, de tranquilidad (y eso es lo que buscamos). Además, son también los mejores colores para absorber luz natural, que es la que más necesitas para que tu casa sea hygge. Otra de las claves importantes es la madera: no te cortes con la madera, siempre funciona a la hora de hacer cada habitación más acogedora. ¡Pero tampoco te pases! O acabarás cayendo en lo rústico. Un truco para no equivocarte, por ejemplo, puede ser elegir muy bien el parquet en función de los colores por los que hayamos optado, o no abusar de los muebles de madera. Por último, los complementos y pequeños detalles de decoración son muy, pero que muy importantes. No dudes en poner marcos de fotos, velas, cojines, mantas, salvamanteles… ¡y plantas! ¡Pon todas las que quieras! Con las plantas cada rincón de tu casa será más natural y te ayudará a buscar ese equilibrio hygge.
Ahora sólo queda organizar todo, contemplar tu casa, comerte ese trozo de tarta de chocolate sin remordimientos y repetir para tus adentros: ¡Hygge, hygge, hygge!